La lesión más frecuente que podemos desarrollar en nuestros pies es el dolor de talón o talalgia.
Debido al exceso de peso, pasar muchas horas de pie, la hiperpronación, el cambio de un calzado normal al uso de un calzado muy bajo (sandalias, chanclas, etc.) puede producir fascitis plantar. Un importante número de casos de fascitis plantar se diagnostican en mitad del verano, ya que el uso de calzado veraniego tipo chanclas genera un aumento de la tensión en la fascia plantar, promovido por un excesivo estiramiento desde el talón de aquiles.
En el espolón calcáneo podemos observar un crecimiento del hueso del talón en forma de pico triangular que ha sido producido cuando las fascia plantar se ha sobrecargado y generado roturas que se calcifican y forman ese hueso tan peculiar derivando en un dolor muy pronunciado en la parte del talón.
Cuando presentamos un dolor en la parte interna del talón podemos sospechar de la aparición de un espolón calcáneo, aunque hay veces que los pinchazos pueden aparecer en otras partes del pie.
Tenemos que tener en cuenta que la aparición del espolón calcáneo es lo que irrita los tejidos circundantes y nos produce dolor y no en sí la formación ósea.
Las molestias son más intensas cuando nos levantamos por la mañana, después de estar sentado bastante tiempo o al caminar y correr.
Cuando soportamos un exceso de presión en esa parte del pie durante un tiempo prolongado (meses) se genera una acumulación de calcio que forma ese hueso.
Las probabilidades de desarrollar un espolón calcáneo aumentan si tenemos sobrepeso, si tenemos el pie plano o muy arqueado, también si practicamos deporte con calzado inadecuado o utilizamos zapatos muy duros durante tiempos prolongados.
Es sencillo confundir un espolón calcáneo con una fascitis plantar si no somos profesionales, por ello es fundamental acudir a una clínica especializada como la nuestra, para poder realizarte un diagnóstico correcto.
Comprobaremos inicialmente tu historial clínico atendiendo a factores como antecedentes familiares, hábitos alimenticios, calzado, traumatismos que hayas tenido y actividades deportivas entre otros factores.
Un vez comprobada la historia clínica procedemos al examen, que normalmente ya nos proporciona la detección de esta patología tras una prueba radiológica en la que veremos si existe ese triángulo puntiagudo que emana del talón hacia el centro del pie.
En caso de que en esta prueba no aparezca la formación ósea, pensamos en fascitis plantar.
En realidad, tanto los síntomas como su manera de tratar son muy parecidos en las dos patologías. Destensar la fascia para disminuir la inflamación y asimismo el dolor.